Los Parques Nacionales de Sudáfrica (SANParks) han solicitado ayuda para detener la caza furtiva de rinocerontes.
En los últimos años se ha disparado la caza de rinocerontes en Sudáfrica, no hay ningún tipo de freno, es una guerra abierta, no importa que los animales lleven marcas auriculares que los identifiquen como objeto de investigación, estudio y conservación.
Las cifras hablan por sí solas, según las estadísticas oficiales en 2010 se cazaron 333 rinocerontes, en 2011 la cifra fue de 448, mientras que el año pasado se cazaron 668, la mayoría en el Parque Nacional Kruger, en el noreste del país, pero la cosa no queda ahí, en lo que va de año los cazadores furtivos han matado ya 96 ejemplares.
Estos datos son más preocupantes cuando se comparan con datos anteriores, entre 1990 y 2007 la caza ilegal de rinocerontes promedió unos 15 por año.
La caza furtiva de rinocerontes también ha aumentado en Kenia, Zimbabue y en los países vecinos, aunque las cifras son menos alarmantes.
Más del 90 por ciento de los cuernos de los rinocerontes se venden en Asia, donde el kilo puede venderse por más de 40.000 euros. En el continente asiático existe la creencia de que el cuerno del rinoceronte tiene facultades afrodisíacas, pero no solo eso, también se emplea en la medicina tradicional china y en la elaboración de dagas ceremoniales.
El problema tiene tal magnitud que el Gobierno sudafricano ha involucrado al ejército para intentar detener a los cazadores furtivos, además, los Parques Nacionales de Sudáfrica han anunciado importantes recompensas para todo aquel que tenga información que pueda ser útil para realizar arrestos y condenas.
El objetivo es reducir la caza furtiva de rinocerontes entre un 10% y un 18% cada año durante un período de cinco años, para proteger la especie y velar por el ecosistema y el medio ambiente.
Pero pese a todos estos esfuerzos por parte del gobierno, los especialistas coinciden en que la única medida verdaderamente eficaz a largo plazo para disuadir a los cazadores furtivos sería frenar la demanda de cuernos. Ello implica un fortalecimiento de la represión en los países importadores, y requiere sobre todo la educación de los consumidores.